No comprendo a la muerte:
se contempla a sí misma,
se mira al espejo,
coquetea con su sonrisa
no la comprendo porque
claro,
no es mía
y resulta
que no,
no soy suyo,
no todavía.
No la comprendo
porque no caza,
ella espera,
tranquila
cómoda,
ganadora
pero por muerte
por tonta
y egoísta
no sabe de vida
tampoco de finales.
viernes, 5 de octubre de 2018
sábado, 22 de septiembre de 2018
Siete personas se fueron juntas
a caminar y vagar por la pradera:
tormenta, pesadilla,
justicia y angustia,
suerte, dolor
y una niña llamada pasión.
pesadilla prefería la noche,
dolor charlaba con todas,
suerte quería reinar
pero tormenta tenía poder.
justicia se fue yendo,
solo angustia la escuchaba hablar
y la pobre niña pasión
desde el monte éxodo
las miraba pasar.
a caminar y vagar por la pradera:
tormenta, pesadilla,
justicia y angustia,
suerte, dolor
y una niña llamada pasión.
pesadilla prefería la noche,
dolor charlaba con todas,
suerte quería reinar
pero tormenta tenía poder.
justicia se fue yendo,
solo angustia la escuchaba hablar
y la pobre niña pasión
desde el monte éxodo
las miraba pasar.
domingo, 16 de septiembre de 2018
Sombra
Díganle a la sombra
del terror aquel
que se fueron sus noche
de angustia y papel,
poco ando ahora
con ganas de pensar
qué puede pasar
si aquello fuera a volar.
Díganle a la sombra,
sí, a esa sombra
que algunas palabras
las guardo por ayer
díganle que no aparezca,
díganle que se retuerza,
estos ojos hacen fuerza
de una vez se evanezca.
del terror aquel
que se fueron sus noche
de angustia y papel,
poco ando ahora
con ganas de pensar
qué puede pasar
si aquello fuera a volar.
Díganle a la sombra,
sí, a esa sombra
que algunas palabras
las guardo por ayer
díganle que no aparezca,
díganle que se retuerza,
estos ojos hacen fuerza
de una vez se evanezca.
martes, 7 de agosto de 2018
Verde
Se sacó un collar
de cuentas,
hilo encerado y
madero con carne
del mártir judío,
amasado en el
altar de viejos
sinvergüenzas;
lo hizo un bollo
para arrojarlo
por las pibas
un grito de furia
también de
liberación,
liberación como aquella
del mártir judío
el hijo de madre;
lo arrojó
porque ya
lo sabía
y lo ya lo conocía
pero nunca lo había visto
en los templos
o en los salones,
sí en las banderas
y sí en las calles;
por eso lo arrojó
lejos lo tiró
porque se lo imaginó
en realidad lo vio
sí
lo vio
y dijo fuera
de los úteros
viva un dios abortero.
de cuentas,
hilo encerado y
madero con carne
del mártir judío,
amasado en el
altar de viejos
sinvergüenzas;
lo hizo un bollo
para arrojarlo
por las pibas
un grito de furia
también de
liberación,
liberación como aquella
del mártir judío
el hijo de madre;
lo arrojó
porque ya
lo sabía
y lo ya lo conocía
pero nunca lo había visto
en los templos
o en los salones,
sí en las banderas
y sí en las calles;
por eso lo arrojó
lejos lo tiró
porque se lo imaginó
en realidad lo vio
sí
lo vio
y dijo fuera
de los úteros
viva un dios abortero.
martes, 24 de julio de 2018
24 de julio
Se miraron en la cama
en silencio
callados
pero mirándose,
se tocaron
acurrucados
en el frío y en la boca,
brazos en lunares
pelo en cintura,
contagiados
diciendo palabras al oído
presos de las sábanas, oh las sábanas
húmedas
tan de los dos,
mezcladas
en sus piernas
dobladas por el calor
derritieron sus cuerpos
y se hicieron miel
susurros, gemidos
se hicieron
y se fueroN.
en silencio
callados
pero mirándose,
se tocaron
acurrucados
en el frío y en la boca,
brazos en lunares
pelo en cintura,
contagiados
diciendo palabras al oído
presos de las sábanas, oh las sábanas
húmedas
tan de los dos,
mezcladas
en sus piernas
dobladas por el calor
derritieron sus cuerpos
y se hicieron miel
susurros, gemidos
se hicieron
y se fueroN.
jueves, 14 de junio de 2018
Buscame Martina
Buscame Martina
cuando las lluvias
golpeen el alma
con furia de café,
buscame en las algas
amargas del desosiego,
espinas danzantes
en tu alma y en tu pecho,
buscame golpeando puertas,
usando tu pañuelo rebelde,
leyendo a Alejandra
y a Gelman, oh Gelman,
buscame, buscame,
en una canción,
en el ritmo del arpa,
los gemidos sagrados,
gritos sin voz,
y buscame Martina,
en el frío aburrido
de la espuma continua
besa la arena
la despida y la deja.
Empieza otra vez Martina,
los días y la espuma,
caracoles y cangrejos,
la búsqueda del día,
Martina, Martina
buscame en un colectivo
en un taxi directo a Boedo,
buscame en un bar tomando
un vermú
Buscame Martina
que empieza otra vez,
y otra y otra vez.
cuando las lluvias
golpeen el alma
con furia de café,
buscame en las algas
amargas del desosiego,
espinas danzantes
en tu alma y en tu pecho,
buscame golpeando puertas,
usando tu pañuelo rebelde,
leyendo a Alejandra
y a Gelman, oh Gelman,
buscame, buscame,
en una canción,
en el ritmo del arpa,
los gemidos sagrados,
gritos sin voz,
y buscame Martina,
en el frío aburrido
de la espuma continua
besa la arena
la despida y la deja.
Empieza otra vez Martina,
los días y la espuma,
caracoles y cangrejos,
la búsqueda del día,
Martina, Martina
buscame en un colectivo
en un taxi directo a Boedo,
buscame en un bar tomando
un vermú
Buscame Martina
que empieza otra vez,
y otra y otra vez.
domingo, 10 de junio de 2018
Te quiero
porque te veo libre
volando al viento
al sol y a la eternidad.
Te quiero
empapada de ganas
enseñando
con las alas bien abiertas.
Te quiero
porque me querés
sin intereses pero
con mi olor a miel.
Te quiero
repleta de dolores
llenos los dos de
angustias y corazones,
Te quiero
borracha de placer,
preguntando sin saber
qué otro mundo habremos de querer.
porque te veo libre
volando al viento
al sol y a la eternidad.
Te quiero
empapada de ganas
enseñando
con las alas bien abiertas.
Te quiero
porque me querés
sin intereses pero
con mi olor a miel.
Te quiero
repleta de dolores
llenos los dos de
angustias y corazones,
Te quiero
borracha de placer,
preguntando sin saber
qué otro mundo habremos de querer.
domingo, 27 de mayo de 2018
11 de la noche
Eran las once de la noche,
en Tigre
en la niebla
y en tu cabello.
En tu cabello
que besaba la piel
llena de fríos
cansancios
y golpes azulados.
En la niebla
del invierno
lleno de soledad
y de tempestades.
Y en Tigre,
la ciudad del rio
iluminado
pero abandonado,
fotografiado
pero golpeado
Era la hora
del beso eterno,
encontrado en el recuerdo,
de las onces
de la noche de ayer
tantas noches de ayer.
De ayer
y hoy
Tantos hoy,
tantos comienzos,
otra vez,
otras onces de la noche.
en Tigre
en la niebla
y en tu cabello.
En tu cabello
que besaba la piel
llena de fríos
cansancios
y golpes azulados.
En la niebla
del invierno
lleno de soledad
y de tempestades.
Y en Tigre,
la ciudad del rio
iluminado
pero abandonado,
fotografiado
pero golpeado
Era la hora
del beso eterno,
encontrado en el recuerdo,
de las onces
de la noche de ayer
tantas noches de ayer.
De ayer
y hoy
Tantos hoy,
tantos comienzos,
otra vez,
otras onces de la noche.
lunes, 19 de febrero de 2018
Pesadilla
Hubo un momento en que se sucedieron todas las tragedias juntas, todos los llantos desconsoladores liberados en un mismo grito de angustia, todas las tormentas feroces contras las costas de todas las almas pobres solitarias. Se pensó en rezar en algún dios de esta u otra tierra, quizás todo un olimpo lleno de pedidos y súplicas. Fue toda la furia contra el suelo, ya rodeado y lleno de miserias y sangre coagulada. Llovió azufre, aceite hirviendo y las plagas del antiguo testamento, una tras otra, se fueron vomitando sobre la superficie como si un volcán las fuera lanzando en orden.
Fue ese momento de terror el que todo el mundo estaba esperando. Tanta espera, tanto deseo al dolor y el morbo de golpear lo golpeado se hacía carne en un huracán de castigos enumerados por los ilusos que esperaban ser testigos de una mentira diagramada.
El fuego quemó todo a su alrededor y los tornados rompieron todos cimientos. Un cuerpo que era un mundo ahora convertido en una nueva canción llena de tristeza. El cuerpo, quemado, golpeado, dolido, ahogado, machucado, roto, colgado, castigado, asqueado, allí estaba. El mundo era él. Él lo era todo. El todo era un instante en su mente.
Y su mente era nada, nada flotando en la nada. Como si una existencia se resumiera a contemplar esa lista de catástrofes que se anotaban en la lista de la muerte. Una muerte lenta, agónica, irónicamente bella.
jueves, 18 de enero de 2018
Vino
El cantor se sentó y bebió un sorbo. Pensó en Dionisio y le agradeció. En las manos y en los pies de los artesanos de la vid, los artífices del deseo más infinito en boca de una compañera. La deseó como no había deseado a nadie. La amó. Y bebió. Y cantó.
Y pensó en la buena cepa de una buena guitarra, de un buen compás bailando con su piel arrugada por el sol y la calle. Los pueblos y sus dolores, los callados y las oprimidas. Pensó en el camino, en la fiesta y en la noble bebida. Persépolis está cerca, la sangre de Cristo.
Y lo entendió.
Tantas veces había escuchado pero no había entendido. El arte y el trabajo, la dignidad y la esperanza. La lucha y la familia: Si el vino viene, viene la vida.
Y pensó en la buena cepa de una buena guitarra, de un buen compás bailando con su piel arrugada por el sol y la calle. Los pueblos y sus dolores, los callados y las oprimidas. Pensó en el camino, en la fiesta y en la noble bebida. Persépolis está cerca, la sangre de Cristo.
Y lo entendió.
Tantas veces había escuchado pero no había entendido. El arte y el trabajo, la dignidad y la esperanza. La lucha y la familia: Si el vino viene, viene la vida.
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