miércoles, 23 de noviembre de 2011

Fin

Las cosas deberían quedar claras, pero poco entiendo a esta altura. ¿Por qué? ¿Así? Un día soy la alegría, el carnaval, el buscado por todos; otro día desaparezco de la memoria de todos. Un día me entrego, al otro día nadie se juega. ¿Qué pasa?
Ya no soporto las miradas, la tuya y la mia en el espejo. No soporto las miradas de costado, no soporto las miradas de juicio, aún de persona que ni conozco. ¿Qué pasa?
No creo en nada, nadie cree en mí, todo se desvanece, todo se vuelve borroso y nadie me escucha, pero nadie grita. Oscuridad, sangre, oscuridad, sangre, dolor...
¿Qué pasa? Ya no hay Dios, no hay dones, no hay nada por lo cual pelear o sentirme bien. No hay nadie, no hay vos, no hay tu tía. No quiero más, no hay más. ¿Qué pasa? ¿Por qué? No miren más, no busquen más.
No soporto la bronca, el resentimiento, la mentira, ¿Qué pasa? ¿Acaso tanto importé? Otrora rey, hoy desterrado. No lo soporto más, no quiero más, no deseo más, no busco más. No hay mundo, no hay sueños.
Me voy, me bajo del barco, ¿Es esa la solución? Me resguardo en el sentimiento de cagón, o quizás ya lo haya entregado todo. Me voy, y así será. No más dolor, no más perdón, no más miradas, no más caretas. No más yo.
¿Qué pasa? ¿Es el fin? No más Miércoles, ni Viernes y Domingos. No más yo. No más nada, no más voz.
¿Qué pasa? ¿Ya me voy? ¿Ni una ficha ni siquiera ahora? Nunca lo valió, menos ahora. No cambiará, el destino es así. ¿Qué pasa?
FIN

martes, 15 de noviembre de 2011

Sufrir

A Colombo, Pereira y el Chinito De la Serna, firmes y silenciosos seguidores.

"Estoy tomando tengo un bajón..."
Pablo Lezcano

¿Cuántas puertas de entrada tenía este bajón? Creo que podía elegir no caer, no entrar, pero no, el muchacho hacia allí fue. Y no paró, pero tampoco chocó. ¿Se podrá volver hacia atrás? ¿Existirá esa solución?
El alcohol y la droga, te llenan y te vacían. Te alimentan y te comen. ¿Causa? ¿Problema? ¿Internación?
- Me duele el corazón doctor
- Sí, lo se, pero si usted no me tira algún dato más.

Uno se mete en agujeros de donde no puede salir, y así y todo no grita, no salta, no llora, no hace nada; quizás porque nunca supo hacer nada. Pero el dolor...Ay el dolor que no para, que no afloja. ¿De dónde sale? ¿A dónde quiere ir?

Es un problema sin solución porque sencillamente no tiene causa, no tiene nada. Sos vos contra vos mismo. Sos vos como enfermedad contra vos como cura. Uno gana, el otro muere. Y vos (El tercer "vos", tu corazón) tiene que elegir, se deja morir o la pelea.

Pero difícil pelear contra algo que no se ve o que no se sabe que es. ¿Existirá el dolor por el simple hecho de existir el dolor? ¿Se puede sufrir porque simplemente se sufre? ¿"Sufrir" es una acción o un estado del corazón?

Tomarse una birrita, buena salida, fácil, sin sentido, cobarde. Pero tu vida fue así siempre, ¿Qué más da? ¿Qué otra cosa podés esperar?

Las cosas no duran para siempre, se fue y quizás no vuelva. Es hora del bajón, del acto de escapatoria, salir, correr, huir, no volver. ¿Qué más da?

martes, 1 de noviembre de 2011

Algo anda mal, algo huele mal
No se si soy yo o todos.

Algo camina mal, algo se cae
Parece mentira, parece verdad.

Algo no se siente, algo no va,
Es que no está, ni aquí ni allá.

Algo no arranca, algo no entra,
Algo que duele, algo que sueña.

Algo parece que no, si o no,
Algo no brilla, algo no salta.

Algo no puede ser, debe ser algo.
Algo llora y luego no es algo.

Algo sale, algo ya cambia,
Algo transforma, nada que vuelva.

Algo grita y algo sangra,
Algo no bueno, celosa pasión.

Algo no es lo mismo
Algo no lo será
Algo cambió
Algo murió

Alguien vivió.

martes, 20 de septiembre de 2011

Conocí a una chica

Conocí a una chica.
Una mujer hermosa y agradable.
¿Una chica? ¿En dónde?
Por ahí, ¿qué importa eso ahora?
Lo que importa es que siento que cambia todo.
La rutina, los placeres, los gustos y el movimiento andado de las estrellas. Todo cambia cuando su presencia llega.
Guau, ¿Cuándo pasó? ¿Qué pasó?

Conocí a una chica y está buena. Conocí a una chica que me quiere y eso está bueno. ¡Qué tan loco se puede poner todo!

Hay muchas cosas que cambian. Yo seguramente habré cambiado. Ella dice que también. Curiosas estas situaciones que...¿Cómo las llaman?
El momento es hermoso y eterno. Resplandece y queremos que acabe. Ella es alguien y yo soy alguien. Los demás, no lo se.
El momento es haberla conocido.
Que el momento dure para siempre, que el hoy no se termine.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Se me parte la cabeza, casi no puedo ni escribir, casi no puedo vivir. Es una gripe o quizás algo más. Ya no lo soporto, no lo quiero más. Miradas que no miran, palabras que no son, promesas que ni da, cosas que parecen explotar. Mirar para otro lado, o mirar a los ojos.
Uno dice cosas, el otro no se la juega, aquel parece un careta, aquella no te fuma. Todo mierda, todo mierda. Basta, ¿Por qué? No mientan en la cara de alguien que siempre fue sincero. Es respeto, y se exige, por más feo que suene.
No lo quiero más, no lo soporto más. ¿En quién confiar? ¿Con quién remar?
Los que están, al otro día no. No es sano esto, así no se puede seguir. Dar la vida por aquellos que no lo hacen, jugar un juego que solo uno juega. Así no va.

jueves, 5 de mayo de 2011

La alegría de estar con ustedes

Ayer cumplí 22 años. Parece ayer cuando festejaba cumpleaños en casas de fiestas infantiles, mezcla de compañeritos de colegio y familia. Parece ayer cuando festejaba mi cumpleaños en alguna canchita para jugar a la pelota con mis amigos y entregar de esos trofeos chiquitos, que para los 11 años los coleccionabas por doquier. Parece ayer cuando festejaba mi cumpleaños con algún pijama party, una buena película de terror y la mejor broma para aquel que se durmiera temprano (Los aderezos en la cara y una máscara de Scream eran infaltables). Es increíble, pero parece ayer cuando festejaba mis cumpleaños saliendo, o con alguna fiestita en casa. Tiempos en los que ir a un Shopping ya era salir.
Ayer invité a mi gente para que pase a darse una vuelta por casa, justo en medio de la semana cae mi cumpleaños y no favorece mucho para hacer la gran cosa. Así que abrí las puertas de mi casa al pueblo, ya desde la noche anterior, desde la vigilia de mi cumpleaños. Empezar mis 22 años con mi mamá, mi hermano y mi novia, fue tranquilo, simple, lo que necesitaba, con mi viejo llamándome desde Brasil (Donde está por laburo).
Durante el día desayuné con Ella, a pesar de sus horarios y de lo complicado que era, pudo darse una vuelta por casa, para mimarme y saludarme. Volví a enamorarme, algo que repetiría varias veces durante el día.
Al mediodía me llamó mi cuñada para avisarme que ya se venía a casa para almorzar. Mi cuñada, a esta altura, es casi una hermana menor, a veces pienso, o me gusta pensar, que saco lo mejor de ella, su costado más tierno y dulce. Con ella vino una de las mejores personas que conocí este último momento, como me banca ese muchacho, no creo que me pueda bancar nadie.
Por la tarde cayeron ex catecúmenos de confirmación, a esos pibes, con mi ahijado a la cabeza, los siento como pollos de uno mismo. Personas que sabes que en muchas cosas vos los bancaste, los escuchaste, los guiaste y por eso sos un referente para ellos. Mi ahijado es el pibe más bueno del mundo, aunque tiene sus cositas de bobo, daría mi vida por él. También estuvo la banda de amigos más mejores, perdón por la expresión, que tengo y que se que están en todas. Mi mejor amiga no podía faltar, y volví a sentir esa sensación de querer abrazarla por siempre.
Volví a ver, después de un tiempo, a un gran amigo de otra épocas, de aquellos últimos años de colegio. Es de esas personas que no ves todos los días, quizás lo ves un par de veces al año, pero que tenés más recuerdos y anécdotas que con la mayoría de los que inundan tu cotidianidad.
Uno de los amigos más fieles que tengo, sino es el mayor, apareció hacia la tarde noche, así como la mejor compañera misionera de todas. Y el primero no se fue hasta lo último.
Tuve las mejores compañías, las mejores personas del mundo. Hoy no valoro más cantidad, sino calidad. Éstos, los de mi corazón, siento que están en todas, no hay caretas, no hay vueltas, no hay falsos compromisos de amistad, sinceridad pura. Por ellos doy mi vida. Faltó alguno, quizás, pero se que están.
Otros faltaron porque ya no están, alguno me duele, otro ya no. Hoy soy feliz, y eso no es poco. Hoy soy yo, y eso tampoco es poco. Tengo a los que tengo, tengo a los que me hacen, tengo a los que me aman, tengo a mis amigos. Tengo vida.

lunes, 18 de abril de 2011

Amiga mía

Hoy te necesito nuevamente.
Un encuentro y una charla. Un café, una hamburguesa o un cigarrillo.
Son tus palabras las que quiero recuperar amiga mía. Que vuelvas a ser la de antes, que me hagas ser el de antes.
Hoy te necesito porque un abrazo tuyo extraño. Un abrazo de una tarde en una galería.
Tenes esa palabra, esa caricia, ese beso, que llegan al alma y me hacen no llorar.
Te necesito, amiga mía, como siempre y como nunca.

jueves, 7 de abril de 2011

Era un Abril lluvioso en San Fernando

Era un Abril lluvioso en San Fernando,
la gente danzaba y tu ya no estabas.
Corría pensando en tu pelo,
soñaba encontrarte en el centro.

Era esa peatonal un momento,
de agarrarte y dibujarte contento.
Con las calles a veces me tiento,
pero lloro pensando en silencio.


miércoles, 30 de marzo de 2011

Hasta que una tarde, Melina Pilner apareció por el pueblo caminando sin problemas, y con cierta sonrisa en la cara. Algo tan extraño que todos los habitantes salieron a verlo con sus propios, incrédulos, sorprendidos e incluso aterrados.
La Pilner, caminó, y en la almacén local hizo algunas compras, charlando y comentando cosas con los vendedores que casi no sabían que responder. Muchos, por primera vez, conocían su voz, suave, erotizante, hermosa. Otros, casi que se la habían olvidado, pero lo poco que recordaban era bien distinto. Era otra vos, otra mirada, otro semblante, otra sonrisa, otra persona. Incluso otra ropa, iba vestida con un vestido de flores, insinuando bastante, definitivamente era otra persona, otra mujer que caminaba por esas calles por primera vez.
Las viejas de la estación, igualmente la miraron de reojo, como siempre hacían con todo el mundo o con los turistas o con los nenes. Las personas no salieron de su asombro en varios días y todos preguntaron lo mismo:
"¿Qué pensará Aragón?"
Un par de días después, Melina Pilner había caminado todas las calles, recorrido todos los negocios y hablado con todas las personas. Como si hubiese vuelto a nacer, la Pilner enamoraba mucho más que antes, e incluso algún rumor dijo que se había acostado con un joven, apenas salido del colegio, alguien que pocos decían conocer.
Ahora sí, se sentía con fuerza: Melina Pilner también engañaba a su marido. Lo decían las viejas, los viejos, los buenos, los malos, los chicos, las maestras, el cura y los locos. Aragón estaba de viaje y al regresar, no se le notaba nada extraño. Sólo por el hecho que varias personas juraban verlos algunas tardes, al regresar de su trabajo, asomado por las ventanas, como esperando a alguien o algo. Como si estuviese en una larga vigilia, a la espera de vaya a saber qué cosa.
Y alguno decía, que incluso, Aragón y aquel misterioso joven que se había encamado a la Pilner, se habían cruzado alguna vez. Los testigos de aquel estupendo encuentro juraban que hubo miradas, cruces, algún insulto.
"Le pegó, le pegó"-Gritó un nene por una calle de barro.

La noche en la que Melina Pilner iba a asesinar a su marido, la mujeres y los hombres habían hablado escandalosamente durante toda la tarde sobre un episodio. La Pilner había salido a los gritos de su casa, de donde escapan los gritos de Aragón. ¿Qué gritaban? Ningún rumor lo pudo aclarar, pero alguno dijo que se la vio saliendo con un bolso y con varias lágrimas recorriendo su cara.
Anduvo sola caminando por las calles, sin compañía y con cara de volver a ser ésa que siempre había sido. Nadie pudo hablar con ella, nadie supo realmente por dónde anduvo, hasta que pasada la hora de la merienda, Melina Pilner volvió a su casa.
Sólo se supo, tiempo después, que al llegar, se dirigió a su cuarto, allí estuvo un par de horas, hasta que tomó un cuchillo y atacó por detrás a su marido. Más de veinte puñaladas, dijeron. Llegaron a las treinta, dijeron también. También dijeron que con apenas una en el cuello había alcanzado.
Tiempo después, también se supo, que Melina Pilner, luego de asesinar a su marido, se tiró del balcón de su lujosa mansión donde murió al instante. También se comentó, tiempo después, que antes de arrojarse, se cortó las muñecas para desangrarse.
Nadie supo qué paso realmente, nadie supo por qué realmente. Nadie quiso saber o a nadie le interesó saber. Nadie supo nunca tampoco, cómo era Melina Pilner con su marido Américo Aragón, cómo la trataba él, si realmente se engañaban. Nadie supo tampoco nada de ellos en quince años. Nadie supo, porque nadie quiso saber, porque nadie lo intentó, porque así son los rumores, y así son las personas cuando sólo saben rumores.

Con el correr de los años, los rumores de problemas maritales en la casa de Melina Pilner se agrandaron. Incluso las mujeres de la provincia comenzaron a defenderla o a pensar que era una víctima. Fue una corriente corta pero durante un tiempo existió una tendencia a acercarse a ella, pensando que podían ayudarla, contenerla, buscar que escape de su supuesta prisión que le imponía su marido Aragón.
También crecieron los rumores sobre las nuevas amantes que tenía Don Américo. Cada vez más, y cada vez más jóvenes. Alguna que otra chica, recién salida del colegio (O aún en él) se acercaba para seducirlo. Y decían todos que lo lograban, cada vez más abierto y sin ningún tipo de cuidado.
Por eso la gente comenzó a decir:
-Tiene muchas amantes, ella ya lo sabe-
-Se va un día y vuelve varias jornadas después, no puede creer en él-
Las mujeres intentaron acercarse a la Pilner, para ayudarla, para conocerla. Pero en todo grupo de mujeres, amigas, compañeras de trabajo, etc, había alguna que se había encamado con él. Ya ni se dudaba, Aragón era infiel y con ganas.
En los últimos tiempos, pocas veces se lo veía por aquellos pagos al marido de Doña Melina, la mujer más misteriosa y excitantes de aquellas épocas. Incluso a ella se la veía poco o nada, y siempre con la misma mirada triste y seductora a la vez. Fueron los meses en los que incluso, las viejas, las arpías, las alumnas del colegio, los novios de éstas, se olvidaron de Melina Pilner y de su marido y de todo ese extraño misterio que los rodeaba.