jueves, 5 de mayo de 2011

La alegría de estar con ustedes

Ayer cumplí 22 años. Parece ayer cuando festejaba cumpleaños en casas de fiestas infantiles, mezcla de compañeritos de colegio y familia. Parece ayer cuando festejaba mi cumpleaños en alguna canchita para jugar a la pelota con mis amigos y entregar de esos trofeos chiquitos, que para los 11 años los coleccionabas por doquier. Parece ayer cuando festejaba mi cumpleaños con algún pijama party, una buena película de terror y la mejor broma para aquel que se durmiera temprano (Los aderezos en la cara y una máscara de Scream eran infaltables). Es increíble, pero parece ayer cuando festejaba mis cumpleaños saliendo, o con alguna fiestita en casa. Tiempos en los que ir a un Shopping ya era salir.
Ayer invité a mi gente para que pase a darse una vuelta por casa, justo en medio de la semana cae mi cumpleaños y no favorece mucho para hacer la gran cosa. Así que abrí las puertas de mi casa al pueblo, ya desde la noche anterior, desde la vigilia de mi cumpleaños. Empezar mis 22 años con mi mamá, mi hermano y mi novia, fue tranquilo, simple, lo que necesitaba, con mi viejo llamándome desde Brasil (Donde está por laburo).
Durante el día desayuné con Ella, a pesar de sus horarios y de lo complicado que era, pudo darse una vuelta por casa, para mimarme y saludarme. Volví a enamorarme, algo que repetiría varias veces durante el día.
Al mediodía me llamó mi cuñada para avisarme que ya se venía a casa para almorzar. Mi cuñada, a esta altura, es casi una hermana menor, a veces pienso, o me gusta pensar, que saco lo mejor de ella, su costado más tierno y dulce. Con ella vino una de las mejores personas que conocí este último momento, como me banca ese muchacho, no creo que me pueda bancar nadie.
Por la tarde cayeron ex catecúmenos de confirmación, a esos pibes, con mi ahijado a la cabeza, los siento como pollos de uno mismo. Personas que sabes que en muchas cosas vos los bancaste, los escuchaste, los guiaste y por eso sos un referente para ellos. Mi ahijado es el pibe más bueno del mundo, aunque tiene sus cositas de bobo, daría mi vida por él. También estuvo la banda de amigos más mejores, perdón por la expresión, que tengo y que se que están en todas. Mi mejor amiga no podía faltar, y volví a sentir esa sensación de querer abrazarla por siempre.
Volví a ver, después de un tiempo, a un gran amigo de otra épocas, de aquellos últimos años de colegio. Es de esas personas que no ves todos los días, quizás lo ves un par de veces al año, pero que tenés más recuerdos y anécdotas que con la mayoría de los que inundan tu cotidianidad.
Uno de los amigos más fieles que tengo, sino es el mayor, apareció hacia la tarde noche, así como la mejor compañera misionera de todas. Y el primero no se fue hasta lo último.
Tuve las mejores compañías, las mejores personas del mundo. Hoy no valoro más cantidad, sino calidad. Éstos, los de mi corazón, siento que están en todas, no hay caretas, no hay vueltas, no hay falsos compromisos de amistad, sinceridad pura. Por ellos doy mi vida. Faltó alguno, quizás, pero se que están.
Otros faltaron porque ya no están, alguno me duele, otro ya no. Hoy soy feliz, y eso no es poco. Hoy soy yo, y eso tampoco es poco. Tengo a los que tengo, tengo a los que me hacen, tengo a los que me aman, tengo a mis amigos. Tengo vida.