martes, 28 de marzo de 2017

No decir y no entender

- Mira Ludmila, si te vas a dejar comer siempre por las sombras ya te volves responsable. Estamos hechos de sueños, no solo de olor a bosta.
Pero para ella había cosas que tenías sentido. Las frases que escuchaba de Rodrigo menos que menos. Él no la entendía pero tampoco sabía. No sabía porque ella no decía.
Crecieron juntos pero se alejaron demasiado.
Un día se volvieron a mirar y no se reconocieron.
No decir había sido muy caro, aunque quizás no lo lamentara. No entender era un pecado terrible que no merecía intento de solución.
A esa altura solo se encontraban en la piel pero no en el sudor.
La última vez que cenaron juntos hablaron de cosas menores sin cruzar sus miradas ni una vez.
Ya era tarde.
Estaba todo liquidado.
Si hubieran dicho y entendido...Si solo se hubiese animado.
Ahora venía el tiempo del olvido.

domingo, 26 de marzo de 2017

Graffiti X

José me lo enseñó una vez. Yo lo vi y me inundé de amargura. 
Cada uno lo leía y pensaba lo que quería.
Algunos pensaban los nombres de los involucrados.
Otros pensaban en un desenlace trágico. Yo era uno de ellos.
Pero otros imaginaban un final feliz: Dos enamorados reencontrados en la vida. 
Alguien había dicho que la historia no era cierta.
Lo cierto es que había muchas historias, pero solo unas pocas palabras. Y permanecían intactas ahí, cerca de la entrada al bosque, donde el viento de Miramar se hace más fuerte que nunca. Un lugar separado pero perfecto. 
Las palabras se lamentaban en el frente blanco de una casa abandonada:
No extraño tanto tus besos, sino tus mates.

Graffiti IX

Las palabras, dice un viejo sentado en la esquina de su casa, valen oro porque su poder es infinito. El viejo fuma de su pipa y continúa: Cada palabra que dice merece el respeto de quienes leen y de quienes se dejan enamorar. 
Debe ser por eso que en el barrio se respeta las palabras que se graban sobre la pared, con los aerosoles en las manos de los pibes nacidos en las calles. A veces denuncian, a veces lamentan. A veces se quejan, a veces divierten. 
Siempre hacen arte.
Entre los carteles en la pared que se respetan pasen lo que pasen, uno parece perdido de otro tiempo. Extraviado a una cuadra del potrero:
Algún día se acordarán que aquí estamos.

viernes, 24 de marzo de 2017

Graffiti VIII

Parece nuevo. Como escribo ayer mismo y todavía secándose en la blanca pared. Es uno de esos paredones que separa el descampado de la vereda. Algún vidrio para que nadie cruce. Y una invitación a una mujer que, lo más probable, nunca vea esas palabras. Quizás porque ni le interese. Dicen las letras:
No encuentro manera de llamar tu atención. No encuentro manera de que mires hacía mis ojos. Pero cuando quieras, te invito una cerveza. 

martes, 7 de marzo de 2017

El árbol

A veces pienso que debería partir hacia el árbol más lejano de la tierra. En alguna pradera vírgen, si todavía existen. Donde el viento no trae sonidos y el eco en la mente es un cruel compañero de la soledad. 
Allí, en la corteza de éste árbol que imagino grande, de antaño y sabio, escribiría:
"Tengo que agradecerte porque mis mejores palabras salen en estos tiempos"

sábado, 4 de marzo de 2017

La señal

Pinto la agonía de la tarde,
desespero mirando los cielos,
busco el logo de Batman
o una luz de color violeta.
Quizás un grito perdido,
un eco conocido a lo lejos,
algo que me suene familiar
y me haga arrancar hacia allá.
Una llamada perdida,
una foto en un cajón,
un regalo con olor a pasado
o una carta con palabras borradas.
Miro, busco, toco, llamo,
el todo es tan enorme
y hay tanto para decir
aunque todo es relativo.
Las excusas no me salen,
las palabras escapan,
como su espalda a la mañana,
el tiempo es el que pasa.
En estas letras puede estar,
mi pulso se pone de atar,
ya no escucho el silencio,
me pierdo clamando sintonía.
Uno de estos días me animo
y salgo a cantar,
en una plaza andará leyendo
o en el tren rumbo a Retiro.