miércoles, 30 de octubre de 2013

Es que no sé

Qué se yo, últimamente no tengo muchas palabras para decir o para expresar. No hay letras que pueda ordenar en algún adjetivo para describir algunos momentos. Me parece que empiezo a entender eso de que la vida se vive y punto. No se puede explicar, no se puede volver o novela o ensayo científico, simplemente se vive y nada más. Y del vivir al sentir creo que poca diferencia hay, porque los sentimientos como la vida no se pueden explicar.
Estoy un poco perdido con tantas emociones dentro mío que no puedo hacerlas explotar. Hay una angustia latente todo el tiempo en mi pecho y no se por qué pero no puedo hacerme saber que tarde o temprano la cura va a llegar. ¿Es que no te das cuenta que siento que camino solo? No necesito que me digas que no es así, necesito que me lo demuestres, que tengas esos famosos códigos que tanto defendí por mucho tiempo. Es que anoche tuve un sueño, de esos que quizás pasarían desapercibidos sino fuera por un detalle: Yo era niño en el sueño. Y mis papas me regalaban un auto de juguete, bastante grande por suerte, que me hacía muy muy feliz. Jugaba con ellos y con mi hermano como si nunca lo hubiese hecho o como si no tuviese otro juguete o no tuviese mucho tiempo para disfrutar del juego.
Bueno, en parte fue así. El sueño era un juego, uno muy hermoso y no había mucho tiempo para disfrutarlo porque tenía que despertar y no quedaba otra. Tenía que volver a esa horrenda sensación de sentirme solo, abandonado y olvidado. Especialmente por vos. Despertar era el final de ese juego, de ese sueño que no logro recordar si duró horas o solo unos segundos. Pero si me acuerdo de la felicidad que tenía, de lo hermoso que me parecía cuadro: Un simple nene que jugaba con su familia. ¿Será que hace mucho no juego? ¿Será que han jugado mucho conmigo? Tengo mis dudas si ambas preguntas no se responden con la misma respuesta.

jueves, 24 de octubre de 2013

Odio como me hablas y tu forma de conducir.
Odio tu corte de cabello y lo que llegue a sentir.
Odio tus espantosas botas y que me conozcas bien.
Te odio hasta vomitar, que bien va a rimar
Odio que sepas pensar y que me hagas reír.
Odio que me hagas sufrir y odio que me hagas llorar.
Odio tanto estar solo que no hayas llamado aún,
Pero más odio que no te pueda odiar, aunque estés tan loca, ni siquiera un poco lo he de intentar.


Nunca más voy a soñarte

Odio necesitarte tanto en este momento, cuando parece que todo se acaba y todo se apaga. Odio tanto no poder decirte todo en la cara y alejarte definitivamente de mi vida. Es que pareciera que Dios te ha elegido para mi y no puedo hacer nada contra eso. Pero es que todo esto, en cierto punto, comenzó con vos, con tus palabras y tus hechos. Esas imágenes y esa sonrisa tímida que vuelven una y otra vez a mis recuerdos, como si quisieran decirme algo. 
Cada paso que quiera dar con vos es sentir que tengo que volver a lo que era antes. No puedo sanar esa herida querida mía. Es casi inútil tratar de esquivar eso. Solo quisiera enfrentarte cara a cara y poder preguntarte: ¿Por qué? ¿Por qué fue así? ¿Por qué la verdad no pudo triunfar entre nosotros? Solo quería ser el que supiera todos tus secretos y terminé siendo víctima de estos. Tengo tantas ganas de odiarte pero me resulta imposible hacerlo. Tengo tantas ganas de tomarte con mis ganas y buscar en tu mirada una respuesta, decirte todo y marcharme lejos. Pero cada vez que lo intento solo logro morirme de ganas de besarte. Y caigo en la tentación de tus labios y en ese mar de pasión me pierdo. Y vuelvo a casa odiándome a mí por no haberlo logrado. Y vuelvo a empezar, una y otra vez con la esperanza de lograrlo, de hacerte sentir lo que sentí. Pero no puedo y me odio por eso.
Es que una parte de mi corazón también recuerda tus lágrimas, tus gritos desesperados pidiéndome perdón. ¿Pero es que quizás necesito que una vez más te pongas así? ¿Cómo puede ser que haya sido un detective buscando secretos de tus noches pasadas?
Ya me cansé de odiar, también de amar y más aún de perdonar. No puedo caminar más de esta manera, pero tampoco se cómo puedo cambiar. No se qué paso tengo que dar para poder estar bien de una vez por todas, y no es que intente ser un joven con tendencia suicida pero qué difícil se hace todo cuando no estas. O peor, cuando estas pero no. 
Nunca voy a poder olvidar todo, nunca voy a poder olvidarme de mi mismo. De las caras, de las tímidas sonrisas, de las mentiras y esos besos que parecen falsos en el recuerdo del ayer. Nunca voy a imaginarme de nuevo así y nunca más voy a soñarte. Es que ya no quiero esperar nada de vos, ni de tus manos ni de tus acciones. No quiero ilusiones ni sueños compartidos. Sólo quiero intentar olvidarte aunque imposible es. Solo quiero, entonces, intentar sanar aunque ni una pregunta me hagas. Aunque parezca que solo por placer estas acá. Aunque ya me canse de escuchar que conmigo no quieres jugar aunque tus sentimientos parecen decir lo contrario.
Un corazón, hoy el mío, está ya derretido y herido en tus manos. No parece que pueda cambiar pero si sabe dónde está cómodo. Y aunque me duele en el alma es en tus brazos donde mejor suelo dormir. Es tu olor el mejor aroma para mí. Es tu sabor, en esos besos infinitos, el mejor manjar. Y es tu camino el que parece ahora ser también el mío.
Te odio...Porque no puedo odiarte.

miércoles, 2 de octubre de 2013

¿Cómo explicarte?

¿Cómo explicarte?
¿Cómo explicarte que siento que caminamos juntos y a la vez no? Que por momentos somos eternos compañeros y amigos de la vida, y por momentos dos desconocidos que nos cuesta terriblemente el hecho de poder aceptarnos, comprendernos, amarnos.
¿Cómo lograr explicarte? No tengo muy en claro si se puede, o ya me he cansado de querer llamar tu atención, buscando respuesta y palabras pero solo obtengo besos, que son de los más maravillosos que recibí en mi vida pero que no alcanzan, no se puede comprender así.
¿Por qué no lográs llegar a mi? ¿Por qué no logro llegar a vos? Parece que es tan difícil el camino entre los dos, ese cruce de rutas que nos haga cruzarnos. Parece que no existieran puentes entre nosotros donde pudiésemos concretarnos. Parece que nuestros sueños tampoco se cruzan, que nuestras realidades son bien diferentes, bien distanciadas por el tiempo transcurrido.
Es muy necesaria la sensación de querer arrancarte y trasladarte a mi vida. De buscarte o gritarte que vengas desesperadamente por mí, dejándolo todo sin pensar por qué. No me hagas pensar en otra, no me hagas distraer, no me hagas despejar. Haceme pensarte, haceme hablar, haceme contestar, sincerarme y sincerarnos. No es solo una cuestión de dejarnos ser. O peor no es solo una cuestión de dejarme ser.
No lo quiero, para nada, no es así. Hay cosas que entender, cosas que recordar para planificar, juntos o separados.
No se si tengo que gritar o cantarte, o salpicarte con cada una de mis lágrimas, no se si seguir dudando de todas tus palabras o empezar a dudar de las mías.
El momento culminante de esta película está por llegar, dentro de muy poquito. Mi corazón late cada con más fuerza como el de un niño cuando su héroe está perdiendo la pelea pero sabe, en el fondo, muy en el fondo, que el desenlace está por venir. Quiero que venga, cuánto antes. No hay paciencia que me calme esa vez. Necesito una respuesta, tal vez la más importante de todas.
Es un momento culminante, se cierra algo, comienza algo. Es momento.