Todavía me dan ganas de esperarte. Es una fuerza en las entrañas que no puedo controlar. Me nace sentarme y desear que aparezcas, que llames, que golpees a la puerta y a los vientos para confesarme que todas esas frases que escribes por ahí son para mí. No puedo evitar sentir la sensación vibrante de escuchar tu voz. No puedo evitar que se dibuje una sonrisa al recordar una tarde, ya no puedo evitar nada ni siquiera los insultos al aire cada vez que me respondo que te fuiste al fin.
Todavía te pienso cuando me levanto y te imagino en algún lado. Te imagino caminando bajo las hojas que te flotan alrededor en esa magia que provocas. Te imagino imaginándome y pensándome, diciéndote alguna reflexión sobre el orgullo, las drogas y la música. Imagino tus manos encantadas, tocadas por el frío de este invierno crudo, tiritando a la luz de la luna.
Todavía estoy acá, en el mismo lugar de siempre, escuchando la misma música, mirando las mismas películas, comiendo los mismos chocolates, congelado, estancado por la mínima esperanza que llames, por lo menos, para mandarme al carajo. Todavía te pienso en líneas que no escribo y en copas que se vacían angustiosas comprobando que la primavera siempre tarda y siempre tarda y siempre tarda el olvido.
Todavía veo fotos y te encuentro hermosa como siempre y te imagino sonrojada por mi ocurrencia, o enojada por mi insistencia. La gente dice que el tiempo viene solo y que la cura y que esto y que lo otro, pero todavía pienso que son solo palabras. Todavía pienso que no te conocen y que no saben que en el fondo estas pensando en correr hacia mi piel y mis ojos, y mi sonrisa que, todavía recuerdo, decías amar.
Todavía intento llamar tu atención. A veces me desespero elaborando un plan que pueda poner el grito en el cielo. Pero ya no hay plan ni cielo ni pan.
Todavía tengo la esperanza de encontrarte por ahí, entre la gente de la ciudad, en el andén del tren o sentada en una plaza mirando pasar la tarde. Todavía tengo la esperanza de encontrarte en alguna persona, de pensar así que solo fuiste imaginación, idealización, especulación.
Todavía sigo vivo pensando en cada día, no vuelvo la vista hacia atrás ni abro una caja de recuerdos todas las medianoches. Pero todavía estoy aquí, por las dudas.