sábado, 27 de febrero de 2016

Poema del adiós I

Chau y que seas muy feliz,
buena vida para la próxima también
y buenos días para el amor de tu vida.

Adiós y que el camino sea mejor,
que el viento sople fuerte en tu rostro
y que nunca más huelas a despedida.

Buena suerte en la noche de mañana,
en la previa, la cena y el amor,
y en el cigarrillo entre sudor del después.

Hasta luego en palabras mojadas,
llenas de alcohol y vergüenza,
que tiemblan en cada acorde de la piel.

Hasta pronto en cada instante,
como si el todo fuese un segundo,
como si la nada nunca llegase.

Adiós en ese vacío profundo,
oscuro, asqueroso y misterioso,
doloroso, escatológico, desastroso.

Adiós, siempre es adiós,
hoy y mañana también,
por eso no somos dos.

Hasta siempre corazón,
lleno de esplendor, triste pasión,
lleno de ganas de decir adiós.

jueves, 25 de febrero de 2016

Estaba pensando nena en que podrías llamarme de una vez y decirme todo junto y como si nada volver a decirme todo lo bueno y lo tierno y lo que no se decía. Y mirarme a los ojos y entendernos todo también a la vez porque dicen que así son estas cosas aunque ambos sabemos que también pasan otras cosas, y caricias y besos y ternuras.
Estaba pensando, nena, que podrías volver a pedirme que te abrace y nos durmamos en los brazos del otro como deseando que el tiempo se frenara en ese instante. ¿Acaso llegamos a pensar siquiera que eso es posible? Como un dios de la nada que cumple el todo, como una sensación de querer detener el tenebroso destino de ser débiles frente al tiempo o como si no fuese más interesante y divertido pasar las horas juntos. Pero en el complemento del otro también se encuentra la estupidez y dios nena, ¿por qué no me estás llamando ya?
Imagino ese camino juntos lleno de tantas cosas que no puedo expresarlas porque así era y es el mundo con vos, lleno de sensaciones y canciones, y temblores, dolores, un par de golpes, comidas y alcohol. Mucho rock and roll y esa sonrisa que es un blues. Como un gol de Maradona, un habano de Fidel o varias líneas de Cortázar. O todo junto o mucho más.
Y entonces nena no entiendo que no me llames, que no me busques, que no me grites desde lejos, que no me desees, me pidas, me seduzcas, me grites y me perdones. Que nos bebamos todo el whiskey del mundo y fumemos juntos, que lleguemos a una isla desconocida y escribamos un libro en tinta china. Que hagamos una balada en la guitarra y tomemos unos mates en silencio, que nos digamos todo sin decir nada y que sigamos pidiendo juntos.
Cuando llegue ese llamado tuyo aquí voy a estar, para flotar en el agua de una correntada turbulenta de un río en crecida, para ondear en el viento que llega antes de una tormenta de verano. Cuando llegues vos a mí y finalmente sea lo que sea, te amo.