domingo, 27 de mayo de 2018

11 de la noche

Eran las once de la noche,
en Tigre
en la niebla
y en tu cabello.
En tu cabello
que besaba la piel
llena de fríos
cansancios
y golpes azulados.
En la niebla
del invierno
lleno de soledad
y de tempestades.
Y en Tigre,
la ciudad del rio
iluminado
pero abandonado,
fotografiado
pero golpeado
Era la hora
del beso eterno,
encontrado en el recuerdo,
de las onces
de la noche de ayer
tantas noches de ayer.
De ayer
y hoy
Tantos hoy,
tantos comienzos,
otra vez,
otras onces de la noche.