Eran los dos y el sudor en sus miradas.
Se miraba y se amaban. Se deseaban en secreto pero ambos ya sospechaban.
Desnudos en la cama solo se miraban.
Volvían a desnudarse para desarmarse, para estrujarse sobre las sábanas y los gemidos de ella.
Él se aguantaba las ganas de explotar, el momento las ganas de terminarse.
Y se atornillaban en el cuerpo que tenían enfrente para apaciguar los meses que habían pasado.
Se movían.
Chillaban.
Y se abrazaban.
Después se callaron. Se admiraron en secreto. Se durmieron, se despertaron, se besaron.
Se volvieron a comer.
Se hicieron salvajes.
Se abrazaron.
Y todo giraba a su alrededor.