jueves, 5 de diciembre de 2013

Estando delante tuyo

Perdoname si no salen mis mejores palabras de mi boca, es que no tengo muchas ganas de hablar. Perdoname si no se decir esos piropos que te encantan o si no se cantar esas canciones que te llegan directamente al alma.
Espero que sepas perdonar que escribo esto y casi no puedo hablar delante tuyo. Y también espero que puedas perdonar que soy bastante tímido cuando estoy delante tuyo. Es que siento que si abro la boca mi corazón sale volando.
Te pido por favor que perdones mis pocas ganas de bailar o mis sonrisas idiotas cada vez que respiras cerca mío. De rodillas te pido que perdones que no pueda conversar de los temas que te importan. Y suplicando te ruego que perdones que te extrañe tanto cada vez que no estas.
Ya he pedido demasiado y poco he hecho, es que me asombras día a día. Nunca me pidas que me aleje ni que me olvide de tu aroma.
Estando delante tuyo no puedo hacer otra cosa que besarte y arrancarte a mi vida.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Regreso a Los Cóndores

Debe ser porque ando con ganas de cerrar etapas, o también debe ser porque no puedo cerrarlas. Quizás sea que necesito recordar errores del pasado para no repetirlo o por ahí esa respuesta que tanto ando buscando está perdida entre tantos recuerdos de cosas vividas.
Cuestión que abrí esa caja que tenemos todos, la de cartas y recuerdos de personas que ya no están o están alejadas. Esa caja donde guardamos fotos que nos graban sonrisas de hace mucho o esas palabras que siempre nos hacen acordar a alguien. Sólo me surgió, también movido por la necesidad de limpieza que tenía en mi cuarto. Mis manos no parecían las mías, y mis ojos no terminaban de entender todo lo que veían. Es que uno encuentra en estos casos muchas cosas, incluso a veces cosas que no recordábamos. Hasta vi un par de fotos donde me costó acordarme los nombres de las personas con las que estaba. Ni que fuera tan viejo, pero evidentemente no era eso lo que buscaba. Me di cuenta porque cuando entré en ritmo y ya iba separando cartas y fotos con naturalidad, encontré una bolsita. Una pequeña bolsa de vaya uno a saber qué local. Adentro se destacaba un sobre más grande y luego varios más chicos de colores. Estos últimos eran del mismo momento de mi vida, un viaje hace un tiempo a la costa. El otro sobre, el más grande, de un tiempo después, cuando estaba lejos de quien me escribía. Ah...todos los sobres, o sea todas las cartas, eran de la misma persona.
Allá en el mar de recuerdos que me despertó encontré el recuerdo perfecto de cuando leía esas cartas que, de más está decir, eran enormes palabras en aquellos días. Aunque si me pongo a pensar mientras me reflejo en mis propias lágrimas se nota que todavía lo son.
Hay tantas frases que descubro es esas cartas, cuánto tiempo pasó. Hay canciones y eso es maravilloso, hay poesías, hay anécdotas, chistes y largas frases hermosas. Cada letra y cada palabra me trae un recuerdo. Siento el mar a lo lejos como si estuviese leyéndolas por primera vez. ¿Tan fuerte es este poder?
No quiero seguir pensando en esto pero en estos días no encuentro otra cosa para hacer. No está buen y no me está haciendo bien, pero no encuentro escapatoria. Hay una respuesta que me sigue siendo esquiva. ¿Dónde se pueden encontrar ese tipo de respuestas?
Entre los sobres había un texto que hablaba sobre el mate. Ya lo conocía casi de memoria pero lo volví a leer como si nunca lo hubiese hecho. Me dejó pensando bastante. De manera obvia puse a calentar agua en la pava (Tengo la eléctrica pero necesitaba del ritual) y comencé a preparar el mate. Agarré uno viejo, de esos que no usas siempre, y preparándolo me di cuenta que ni siquiera era mio. Sin importar si había sido un acto del destino, de Dios o simplemente un descuido, me tomé unos ricos mates. De esos que te hacen pensar en silencio, contemplativo. Pensaba en respuestas, en motivos, en Porqués, en remedios, en razones y verdades. Una serie de imágenes y frases se me cruzaban por la cabeza. En ese desierto que se me armó en la cabeza me encontré casi volando yéndome lejos de casa y de todo. Suena extraño pero esos mates lograron lo que muchos de mis amigos no lograron en varios días. Me descargué prácticamente sin hablar, sin putear o llorar sobre el hombro de alguna persona.
Cuando los mates ya eran lavados y fríos se me armó una imagen en la mente. Fue casi una visión. Estaba en un pueblito perdido en el medio de la nada, era año nuevo y me encontraba mirando el cielo mientras una melodía sonaba de fondo. Una estrella fugaz pasaba misteriosamente y yo pedía un deseo: Que ese momento sea eterno. Era, sin lugar a dudas, el momento más mágico y místico de mi vida. Era una visión hermosa.
Entonces recordé que eso no había sido parte de mi imaginación, que eso era un recuerdo, algo que había pasado de verdad. En este mundo. Se me dibujó una sonrisa mientras iba a la cocina a dejar el mate y el termo. Quizás era una respuesta, un comienzo de respuesta. O quizás era la respuesta de aquella pregunta de dónde estaban las respuestas. Tenía que volver, tengo que volver. Mi corazón lo pide y parece ser que la vida se ha manifestado para que lo vea. Aunque se que nunca olvidaré,sino que mi corazón simplemente enterrará personas y sentimientos, muchas respuestas que busco están allá.
Juro solemnemente que esos mates no tenían nada. Pero la verdad poco me importa que digan algo raro, ya me han dicho alcohólico, manipulador, mentiroso compulsivo, agresivo, violento, enfermo, etc. Es hora de solo escucharse a uno mismo, de dejarse llevar y empezar a creer.
Guardé nuevamente las cartas, no las quiero quemar ni nada por el estilo. Es bueno tenerlas como recuerdo, de lo que alguna vez fui y lo que pasó. Es bueno tener algo que recuerde la cruz. Más adelante llegará el momento de tirarlas o simplemente olvidarlas de nuevo.
Larga vida y prosperidad.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Juzgar

Cuando respires de la misma manera que la otra persona, cuando sientas que tus sentidos perciben lo mismo que la otra persona, que tus pies caminan igual que los del otro; no solo eso, que tus huellas se dibujan en la arena de la misma manera que el otro.
Cuando tus padres se llamen igual y sus historias sean exactamente las mismas, cuando tus abuelos tengan las mismas viejas anécdotas de siempre que los abuelos del otro, cuando tu pasado y el pasado de la otra persona sean exactamente el mismo.
Cuando tu piel transpire de la misma manera y sus ojos miren igual que los tuyos. Cuando sus canciones sean tus canciones y su dolor el mismo que el tuyo. Cuando sientas que podes amar de la misma manera que el otro, sea mejor o peor que de la manera que ya lo haces.
Cuando tus gritos sean igual que sus gritos, cuando tus palabras sean las mismas que las suyas. Cuando sientas que el otro es exactamente un reflejo tuyo, o viceversa.
Ahí, sólo ahí, puedes juzgarlo.