Fue un día extraño, mitad felicidad mitad amargura. Casi una definición de la vida diría algún amigo de la vida, del barrio. Los importantes, los de siempre, los fieles, los que llegaron, los que se fueron, los que volvieron, los amigos, de hoy y siempre. La familia, pilar de todos los años. Los regalos, caricias del mundo. El festejo, la sonrisa eterna.
Tengo la sensación de haber sido feliz, algo como un poeta después de una obra espectacular, algo así como un actor después de la función de su vida. Pero no consigo entender por qué me siento así, no creo haber logrado nada de nada, no creo haber hecho nada, ni lo que quería ni lo que soñaba.
Pero una hermosa sensación tengo, a pesar de la amargura que nunca se va. De saber que estoy creciendo y que está valiendo la pena.
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