Cuando respires de la misma manera que la otra persona, cuando sientas que tus sentidos perciben lo mismo que la otra persona, que tus pies caminan igual que los del otro; no solo eso, que tus huellas se dibujan en la arena de la misma manera que el otro.
Cuando tus padres se llamen igual y sus historias sean exactamente las mismas, cuando tus abuelos tengan las mismas viejas anécdotas de siempre que los abuelos del otro, cuando tu pasado y el pasado de la otra persona sean exactamente el mismo.
Cuando tu piel transpire de la misma manera y sus ojos miren igual que los tuyos. Cuando sus canciones sean tus canciones y su dolor el mismo que el tuyo. Cuando sientas que podes amar de la misma manera que el otro, sea mejor o peor que de la manera que ya lo haces.
Cuando tus gritos sean igual que sus gritos, cuando tus palabras sean las mismas que las suyas. Cuando sientas que el otro es exactamente un reflejo tuyo, o viceversa.
Ahí, sólo ahí, puedes juzgarlo.
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