No se quiere lo que no se tiene porque sea un desafío, sino porque uno acostumbra a dejar una parte suya ahí. Pero el tema no es tener ni poseer ni querer ni nada que las canciones digan.
Se trata de latir y acompañar, no hay nada más puro, simple, profundo, contemplativo, hermoso y peligroso. No se puede caer sino se saltó antes.
En realidad todos los días me llevé desilusiones aunque hoy quiera gritar más fuerte, dentro mío claro, que me falló y todo eso.
Deberíamos dejar un poco de lado las frases hechas y empezar a tomar más vino.
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