Estos días en donde todo el mundo come palta y sube fotos a instagram, donde parece que la cerveza artesanal se consume como nunca y las zapatillas que antes eran las más raras hoy son el último grito de la moda, pienso en escribir una de las frases más bonitas que pueda escribir. Pero pienso que más fácil sería subir a la nube una de Mario Benedetti o Eduardo Galeano, que hoy se cruzan con letras de Bucay, Rolón y canciones de las pastillas del abuelo.
Son estos días donde todo parece que es lo mismo a todo. Las caras se multiplican como sin rostro en las calles, inundadas por la lluvia y el otoño, escala de grises moviéndose por las veredas. Suena la misma música hace años y cuando vuelve una vieja banda de rock se ponen de la cabeza por esos temas que no escuchan nunca en sus casas.
Son esos días que la poesía no tiene sentido, que las artes se ausentan del show de la televisión y los moralistas abundan por doquier pensando en qué andará haciendo tal o tal. Días que dan ganas de cargar la mochila y viajar por los continentes aunque todos hagan lo mismo.
Se repiten los días y se caen las semanas. Los meses pasan en cámara lenta. Y acá estamos, viviendo el día de la marmota sin darnos cuenta.
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