Pienso en tí como el ciego
que piensa en el sol,
deseándote, buscándote,
soñando una caricia de verano en tus manos.
No quería encontrarte,
pero tú lo hiciste,
con tus consonantes de más
y el misterio de tu mirada.
No comprendo ninguna
explicación que nos haya juntado
pero ¡diablos!
si hasta un té me tomaría.
Sabe Dios que aquí estamos hoy
a veces cercanos, a veces no,
convenciéndonos el uno al otro,
llenos de fiebre y dolor,
pero sanando las margaritas
que ardieron y sangraron,
nos hicieron adultos
escribieron poemas
y algunas cartas,
dolieron
como si nunca
más fuesen a no doler.
Hasta el hoy
que nos encuentra
abraza y desnuda
llenos de alcohol
y ganas de fumar
tocando la guitarra
pobres acordes
desdibujados,
como vos
y quien escribe,
arruinados
vagos
todavía con alguna espina
pero juntos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Acompaña mi camino