Y te aplasté
con tantas ganas
te aplasté,
te estrujé
contra el piso
con mi rencor,
mi orgullo
toda mi forma de ser
y unas cuantas cartas
que todavía guardaba.
Te sentí explotar,
bajo mi piel,
juro que te lloré
oh dios cuánto lloré,
por rabia
por rechazo
por el grito del alma
y por todo el asco.
Te despedí
cuando crujiste
en las tripas
y en los recuerdos,
íntimos y cortos,
negros y blancos,
llenos de basura,
de tanta mierda,
mierda cómo te
gustaba la mierda.
Y disfruté,
me alegré
por tu cabeza
poder explotar,
por saber dejarte atrás,
a pesar, lo se,
de algún recuerdo
vivito en mi suela,
todavía arrastrar.
Y canté,
aliviado canté,
cual Cortázar
y un poema que una vez leí,
o tal vez estaba leyendo
cuando apareciste,
volando
o arrastrándote
ya no recuerdo
pero apareciste
y cambiaste todo,
mi presente y mi voz,
tú
maldita cucaracha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Acompaña mi camino