martes, 22 de marzo de 2016

La gota en primavera

Una gota en primavera es un susurro,
un susurro bien lejano del verano,
que se nos pasa casi siempre acompañado
de recuerdos que nos dicen qué vendrá.

Una gota en primavera es un tesoro,
sin cofres ni mapas secretos,
que no se esconde en ningún lado,
pero que cuesta ser encontrado.

Una gota en primavera cae sobre la flor,
que se abre hacia el cielo en busca del sol,
no se detiene en su mirar a la nada,
no se cansa en su celeste resplandor.

Una gota en primavera no se aburre,
porque los colores nunca paran,
porque esos ojos no se apagan,
sino que flotan en el jazmín de mi casa.

Una gota en primavera es miel de deseos,
sudor de nostalgia de un viejo frío abrazados,
un renacer que a este vago no lo encuentra,
un infinito horizonte de sabores.

Una gota en primavera no se cura de ansiedad,
de besar todas sus hojas en la piel,
y alcanzar el vientre inolvidable que fue ayer,
y lanzar un grito de bronca y placer.

Una gota en primavera es la noche juntos,
donde volvemos a ser para despedirnos,
sin soñar una mañana al despertar,
un par de cobardes deseando la paz.

Una gota en primavera me sabe a tu perfume,
me despide en tu aroma la ganas de partir,
nos invita a ser sombras en la cama,
como pétalos arrugados de tanto soltar.

Una gota en primavera no se oye igual,
que las nubes de estación al estibar,
los recuerdos del pasado a olvidar,
y los besos que se vienen al galopar.

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