domingo, 10 de abril de 2016

Papel

Un papelito usado, manoseado, tirado a la basura, pisado y vuelvo a usar; un papelito lanzado al aire.
Un papel de esos que se arrugan, que se estrujan, que se hacen un bollo y se tiran a la basura con el poco valor que tiene.
Un papelito roto, agujereado, bastardeado, casi sin colores y oliendo a viejo y rancio.
Un papel que guarda algo de aire y se ahoga en una pena sin alcohol, tiembla en la ausencia, ruge en el olvido,
clama en la indiferencia de los días que eran de ellos.
Un cruel papel que recuerda, que fue colgado en una pared de recuerdos y anécdotas,
que no se puede quitar ni borrar ni tachar ni arrancar ni robar ni reemplazar.
Un papel que cubría, abrazaba, protegía, gustaba, besaba pero no pudo ser lo que debía,
no estuvo a la altura, no pudo estar cerca ni conformar, ni saciar ni liberar.
Un pequeño papelito, casi nada, deshecho, desalineado, desmembrado, despedazado y desplazado.
Un simple papel.

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