Me gusta cuando no te das cuenta que te gusto,
cuando abrazas el cielo con tu pelo,
cuando enciendes la sonrisa en la luna
y yo me cruzo por el río a tu cintura.
Me gusta tu pañuelo y esa zamba,
el murmullo de los grillos en la calma
y el rocío en tu piel que me atrae
cual niño mientras bailas en la nada.
Me gusta que no me digas nunca,
que a veces olvides mi nombre,
sobre todo me gusta que te burles
y aflore la timidez de mi instante.
Me gusta que tu espalda sea horizonte,
que en acuarelas me imagine tus labios,
y aunque no pase de eso ni con tiempo,
no dejará de gustarme que me estés mirando.
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