Las estrellas fugaces se ahogan en este mar de mierda,
es la vida que se asoma por delante con sus redes,
repletas de sabores y de arañas,
buscando testigos que llamen a cantar baladas de rock and roll.
Nadan sin cansarse porque no conocen el no,
desconocen la soledad de una triste poesía de medianoche,
ignoran otro quehacer mas que nadar,
contestan a sus preguntas con llamadas al amanecer.
Y vuelven a comenzar la jornada, vuelven a su rutina,
otra vez la garganta cerrada y la desesperación en los dedos,
la nariz tapada y los ojos mojados,
la sangre revuelta en entrañas y tímpanos.
Por no saber vivir solo sienten la amargura,
otro día se incendia en el calendario,
otra noche golpea a la puerta,
y se siguen ahogando, se infestan del mar, patalean.
Quieren nacer, una oportunidad,
la súplica por un final feliz, por un maldito feliz,
pero esa no es la trampa del mar,
por eso se ahogan y sumergen en el fondo tenebroso.
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