Y un día nos volvimos a cruzar,
el calor derretía el silencio,
tus ojos en frente mío,
tus secretos también.
Había tanto para decir,
todo tan intrascendente,
una palabra no sirve
para llamarte otra vez.
Hoy estabas ahí,
testigo de un adiós no dicho,
pero siempre brillas para mí,
sé que no lo buscas pero déjalo así.
Quizás nos volvamos a cruzar,
para callar otra vez,
o tal vez ser amigos de una buena vez
y reirnos en el pasto también.
Mientras tanto acá están estas letras,
no esperes que no lo haga,
un buen perdedor se ahoga más
y éste ya perdió todo.
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