Yo soñaba con un gol de Maradona. Con la alegría del pueblo en las calles, el carnaval durante todo el año, mis manos en una cintura. Soñaba que gritábamos y saltábamos, alegres como niños con un juguete nuevo. Estábamos todos juntos, sin diferencias una vez más, emocionados por coincidir en la vida, acaso el mayor regalo de los dioses.
Yo soñaba que éramos, que reinaba el verdadero ubuntu. Así de la mano parecíamos la mejor balada de rock, fuerte con los mejores solos de guitarra. Yo soñaba con esa fiesta porque recordaba que había sido así. Que no había sido un invento ni una utopía. Yo lo soñaba porque podíamos. Lo hacía y reía, también se me caía una lágrima. La nostalgia del carnaval, me decía, es la peor.
Yo sabía lo que soñaba. Y lo sabíamos juntos, ellas y ellos. No había de esos rencores ni tampoco las necesidades de perdones. Incluso parecía que no hablábamos de casi nada, solo disfrutábamos, solo trabajábamos. Solo hacíamos lo que teníamos que hacer, lo que estábamos llamados a hacer, lo que nos había reunido: Lo que nos hermanaba.
Yo soñaba y lo decía. Y también lo cantaba porque era mejor que discutirlo. Lo planeábamos pero no sabíamos como construirlo, como se hacía para volverlo una realidad. Yo nos soñaba todos juntos, otra vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Acompaña mi camino