jueves, 24 de junio de 2010

¿Por qué sus alas, tan cruel, quemó la vida ? ¿ Por qué esta mueca siniestra de la suerte? Quise abrigarla y más pudo la muerte... ¡Cómo me duele y se ahonda mi herida...! Yo sé que ahora vendrán caras extrañas con su limosna de alivio a mi consuelo; todo es mentira, mentira ese lamento, hoy esta solo mi corazón...

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