En la ciudad de Miramar cuando sopla el viento, lo hace en serio. Y de tanto viento vuela polvo y arena, y a veces desgasta las paredes. En una esquina cerca de la orilla, con olor a mar, con esa sensación de que todo lo rodea el mar, saqué una fotografía hacia la zona cercana al muelle. Donde quedan los escombros de algunas viejas casas y edificaciones, o eso me contó una vez una doña del lugar, letras que dicen en la pared sobreviven al beso del mar y la crueldad de la sal.
Esperan y bailan con el canto del Atlántico.
Son testimonios de personas que anduvieron por ahí.
Escribieron, se divirtieron. Bromearon. Quisieron dejar algo a los que vengan.
Una de esas frases dice: En Miramar y en vos fui feliz
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