Las nubes y el olvido lo tapan en la esquina de una calle de barrio en Villa Crespo. Un ciruelo también ayuda en la cruel tarea de dejarlo oculto a la vista de los caminantes. Dicen que en cualquier momento un negocio arrasa la esquina e instala un nuevo local de ropa o un bar con carteles que hablan de otro barrio.
Por las dudas, en la pared del tiempo, todavía grita:
No es la cantidad, es saborearlos.
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