domingo, 16 de octubre de 2016

Luna de 16 de octubre

La luna brilla eterna en la noche. Es una noche que no durará por siempre, pero ¿qué es acaso la eternidad sino una cuestión efímera? Se maravillan en la inmensidad de una luna pasajera pero eterna en las pupilas de quienes la miran.
La luna clama bondades. Pide esperanza. Regala los sueños.
Busca su amado sol en la espera de la noche.
Condenada a amarlo y esperarlo por los sacerdotes del pasado. Lo espera y le regala el firmamento para que lo riegue con sus rayos de luz. Cede su protagonismo para que las plantas y los niños lo alaben y lo esperen a él.
Pero ella está ahí. En el fondo sabe que sin su claridad no habría otro día, no habría febo ni nada más. Sonríe en silencio, en la oscuridad de una noche que solo ella puede cambiar. Hoy lo hace y brilla como nunca. La miran desde todas partes como cada tanto pueden hacerla.
Ella lo sabe. En el fondo lo sabe todo.
Y se deja mirar. Se deja contemplar, se deja enamorar. Canta mientras los amantes hacen el amor, mientras se cargan de energía y se animan a correr. Mientras besas la hierba desnudos, apenas iluminados por la luz que regala ella. Es una noche especial, lo saben todos. Como pocas veces, la esperan a ella y la desean. A él no lo quieren, no quieren que arruine la fiesta.
Ella piensa entre sus cráteres por qué ella es ella y por qué él es él. Por qué ella es la noche, la que parece vírgen y pura, y él es el vigoroso, el potente, el poderoso.
En definitiva, sabe, sin ella no habría otro día.

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